sábado, 26 de octubre de 2013

EL POETA Y LA POESÍA - NERUDA (Chile 1904-1973)

Neruda ha manifestado su opción por una poesía impura, “Me niego a masticar teoría” afirmó en 1957, expresando su elección por la naturalidad por encima del artificio orfebreril. 
Es que Neruda es un poeta natural; pero esto no significa, sin embargo, que improvisase o desatendiese los aspectos técnicos.  Hay en él un fuerte anti-intelectualismo: Neruda quiere ser un poeta conectado con la naturaleza, con la que de hecho vive en comunión simbiótica. Con la naturaleza y los objetos. Su semántica y sus intuiciones son, preferentemente emocionales.
En política, incluso, es socialista emocional y no intelectualmente o por haber leído a Marx. A su poética, por tanto, se la podría describir como la poética de la emoción o de la comunicación por la emoción. 
Unas palabras suyas lo confirman: "Tengo hasta cierto desprecio por la cultura; como interpretación de las cosas me parece mejor un conocimiento sin antecedentes, una absorción física del mundo". (Neruda, Confieso que he vivido). 
Además, Neruda entiende la poesía funcionalmente, como poesía servicial. Ideológicamente hay en él un populismo histórico que se proyecta de esa forma en su discurso poético. Su poesía pretende ser comunión con aquellos que están condenados a la marginalidad en un mundo que los excluye. Por ello no es extraño que su voz se eleve en múltiples ocasiones particularmente contra el Creacionismo de Huidobro. Para él "todo poeta debe actuar como un artesano", contribuyendo con su palabra y su actitud a la construcción de la sociedad, a la transformación de las condiciones que rodean al hombre. Esto significa que Neruda concibe la poesía como una herramienta de trabajo y como un instrumento de liberación que es, de acuerdo a algunos críticos, una de las características que vertebran la literatura 
hispanoamericana de esas décadas. Neruda, por lo tanto, y en síntesis, enfrenta a la concepción de la literatura por la literatura y la repudia con energía, renegando de preciosismos y de normas, de escuelas y de teorías, de métodos y artilugios. Su única sujeción es el compromiso de solidaridad. 
García Lorca lo intuyó así cuando, por aquellos mismos años, lo describía como "un poeta que vivía más cerca de la sangre que de la tinta". O, lo que es lo mismo: más cerca de la vida que de la cultura. 
La poesía de Neruda se caracteriza, precisamente, por la identidad y la empatía del poeta y del hombre. A Neruda solo se lo puede leer dentro de su contexto socio-histórico. Para él la poesía no se limita a ser estética, sino conciencia e iluminación y acción transformadora. 
Efectivamente, desafiando a los “ismos” vanguardistas, que parecían inundarlo todo con abstracciones, se afirmó sobre lo anecdótico y lo figurativo, sobre lo tangible y lo palpable. Él es el poeta de las realidades inmediatas y prosaicas del cotidiano vivir. Sus Odas elementales, que a veces parecen verdaderos listados de cosas, constituyen una inmersión en la impureza inevitable de la materia. 
Neruda supo recuperar y redimir la belleza del mundo cotidiano: la belleza de las elementales, anodinas y espurias realidades de nuestro vivir, para la que nos hallábamos ciegos por exceso de rutina en nuestros ojos.

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